viernes, 15 de octubre de 2010

Nos conocimos una mañana de verano

Me presento, soy una chica de diecinueve años que vive en la fantasía en la que su príncipe azul la despierta con un beso. Una chica de diecinueve años que en lo único que piensa es cómo seria su ser amado. Una chica de diecinueve años que le encanta los hombres, no tiene un prototipo de hombre ideal, por lo que se suele confundir con muchos de sus amigos. Soy una chica de diecinueve años que hace más de dos años y medio no da un beso. Al fin y al cabo mientras transcurra la historia me van a ir conociendo un poco mejor.
Todo empieza más o menos a fines del año 2009, donde una amiga de mi colegio nos invita a un grupo de jóvenes a un campamento de verano en su club. Y desde ese día que no puedo entender algo raro que me pasó dentro del pecho. Como si hubiera presentido algo lindo, o algo malo. La verdad creo que hasta el día de hoy no le puedo poner palabras.  Al escribir la fecha en mi cuaderno me temblaba la mano, y tenia muchas ganas de que sea ya ese momento.
Pasó el tiempo y me fui olvidando. Hasta que en enero del 2010 nos hizo acordar de esa fecha y volvió todo a renacer, pero esta vez mezclado con ansiedad. Era muy fuerte esa sensación, pero no lo puedo poner tan exagerado como decir “se me iba a salir el corazón del pecho”, porque no fue tan así, pero sí algo muy parecido. Es mas, la noche anterior casi no pude dormir.
La mañana de ese viernes, nos encontramos en el cole, para salir de ahí. Obviamente yo estaba muy nerviosa y no veía las horas de llegar. El viaje de cuarenta minutos me pareció muy eterno. Pero bueno, llegamos. Y es acá donde esta historia comienza.
Al bajarnos del auto había tres chicos en la puerta del lugar. Uno rubio y dos morochos. Los tres sonreían, pero el rubio tenía la sonrisa más linda de todas. No se si eran los nervios de verlos, o los nervios y la ansiedad de haber llegado al lugar, que me temblaba todo. Así que busqué mi bolso y entré diciendo “buen día”. Creo que el primero que repitió el saludo fue el rubio, pero no me acuerdo muy bien porque casi que ni los miré por los nervios.
Nos ordenamos en las carpas. Obviamente que había una parte para mujeres y otra parte para varones. Me acordé que yo había llevado mi almuerzo diferente a todos los demás, que eran los típicos sándwiches de campamentos, porque estaba haciendo una dieta para bajar de peso. Como mi almuerzo era a base de arroz con atún, si o si necesitaba el frio de una heladera. Así que una de las chicas me acompañó hacia la carpa general donde estaban todos los organizadores recibiendo a la gente que entraba.
Llegamos y estaba repleto de gente, era la hora en la que la mayoría de los grupos llegaban. Y nos quedamos varios segundos ahí nomas paradas, hasta que el rubio vino y nos pregunta “necesitan algo chicas?” y le dije “si, tengo que guardar esto hasta la hora del almuerzo y no se donde”. No me acuerdo si se rió o no, pero bueno, la cuestión es que nos llevó hasta el comedor del predio. Mientras íbamos por un caminito hablabamos de cualquier cosa los tres y nos matábamos de la risa. Cuando llegamos al comedor, tuvimos que subir unas escaleras, mientras tanto yo lo miraba y justo él me mira; fue algo muy raro que hasta el día de hoy no le puedo encontrar sentido. Tal vez lo hizo sin darse cuenta, pero nadie mira para atrás cuando sube las escaleras. Así que al fin y al cabo no se qué pensar.
El rubio nos llevó con el cocinero y le dejé el taper a él. De la nada se me ocurrió preguntar "¿esa ventana estará abierta?", entonces el rubio me preguntó riendo ¿no sentís el aire que corre?, nos reímos los tres. Ésta fue la primer huecada que me mandé en el día con él. Osea, era la segunda vez que lo veía (la primera fue a la entrada), y ya era algo raro. Sentía una especie de paz o de tranquilidad cuando estaba él cerca. Me notaba nerviosa, algo que hacía mucho no me pasaba con un chico. Esos nervios me hacían decir cualquier cosa, casi sin sentido. Pero esta bueno igual porque veía una sonrisa en su rostro y eso me hace muy bien a mí.
Durante el día no recuerdo otro momento cerca de él. Porque tuvimos una muy linda presentación y bienvenida de parte de los organizadores, llena de cantos, bailes, saltos, carteles. Una animación increíble al mejor estilo juvenil. Después vino el almuerzo, donde nos sentamos en grupos por edades, mientras los organizadores cortaban los sándwiches para compartir entre todos. Me acuerdo que fui a la cocina a buscar un tenedor, pero no me acuerdo si había sido el rubio quien me dijo dónde podía conseguir uno. Pasó el almuerzo y nos tocaba la hora de una de las charlas que los coordinadores habían preparado para nosotros. 
Después creo que ya no lo vi más hasta la noche, después de unos “juegos nocturnos”. Resulta que habíamos estado corriendo, y como tengo rulos, se me desarmaron todos, y además al final nos tiraron “nieve loca”, así que mi pelo quedó realmente muy espantoso!. Y bueno estábamos, con las chicas, por ir al baño, y me lo cruzo a él en el pasillo antes de llegar al baño. Mi rubio lindo estaba hablando con alguien, me vio pasar por ahí y le llamó la atención mi pelo, a lo que me dijo “nooo mira este peloooo!” jajaja y me lo toca!... a lo que respondí “siii, es que me tiraron…. Esa cosa que hace sshhhhh..”.. “espuma loca?” me dice él… “si si esoo.. jajaja” y ya me había pasado de la puerta del baño! Jajaja fue muy gracioso, ya me ponía nerviosa por cualquier cosa estando cerca de él.